 Maestros ambulantes
Por José Martí
Una vez más, se nos revela Martí
como el visionario que fue. En fecha tan lejana como 1884, en tan
breve texto como el que presentamos, nos da su ideario de fe en
el hombre; prevé, imagina, cree, en lo que hoy intentamos
hacer realidad: ese hombre nuevo, ese mundo mejor. Maestros subiendo
a las montañas, unión fecunda de la práctica
y el estudio, alfabetizadores que llevan la luz de la enseñanza
a apartados rincones:
Maestros ambulantes
Por José Martí
Nueva York, mayo de 1884
"¿Pero cómo establecería usted ese sistema
de maestros ambulantes de que en libro alguno de educación
hemos visto menciones, y usted aconseja en uno de los números
de La América, del año pasado que tengo a la vista?"
–Esto se sirve preguntarnos un entusiasta caballero de Santo
Domingo.
Le diremos en breve que la cosa importa, y no la forma en que se
haga.
Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala
de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz pública,
la elevación espiritual y la grandeza patria.
Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra
y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida.
Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e
inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la
luz.
Está condenado a morir un pueblo en que no se desenvuelven
por igual la afición a la riqueza y el conocimiento de la
dulcedumbre, necesidad y placeres de la vida.
Los hombres necesitan conocer la composición, fecundación,
transformaciones y aplicaciones de los elementos materiales de cuyo
laboreo les viene la saludable arrogancia del que trabaja directamente
en la naturaleza, el vigor del cuerpo que resulta del contacto con
las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y segura que produce
su cultivo.
Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión
en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les haga el supremo
bien de sentirse generosos: que por maravillosa compensación
de la naturaleza aquel que se da, crece; y el que se repliega en
sí, y vive de pequeños goces, y teme partirlos con
los demás, y sólo piensa avariciosamente en beneficiar
sus apetitos, se va trocando de hombre en soledad, y lleva en el
pecho todas las canas del invierno, y llega a ser por dentro, y
a parecer por fuera, –insecto.
Los hombres crecen, crecen físicamente, de una manera visible
crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, y cuando
han hecho algún bien.
Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas.
La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio
prudente de la razón, el conocimiento de la armonía
del universo, y la práctica constante de la generosidad.
El que la busque en otra parte, no la hallará: que después
de haber gustado todas las copas de la vida, sólo en ésas
se encuentra sabor. –Es leyenda de tierras de Hispanoamérica
que en el fondo de las tazas antiguas estaba pintado un Cristo,
por lo que cuando apuran una, dicen: "¡Hasta verte, Cristo
mío!" ¡Pues en el fondo de aquellas copas se abre
un cielo sereno, fragante, interminable, rebosante de ternura!
Ser bueno es el único modo de ser dichoso.
Ser culto es el único modo de ser libre.
Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser
próspero para ser bueno.
Y el único camino abierto a la prosperidad constante y fácil
es el de conocer, cultivar y aprovechar los elementos inagotables
e infatigables de la naturaleza. La naturaleza no tiene celos, como
los hombres. No tiene odios, ni miedo como los hombres. No cierra
el paso a nadie, porque no teme de nadie. Los hombres siempre necesitarán
de los productos de la naturaleza. Y como en cada región
sólo se dan determinados productos, siempre se mantendrá
su cambio activo, que asegura a todos los pueblos la comodidad y
la riqueza.
No hay, pues, que emprender ahora cruzada para reconquistar el
Santo Sepulcro. Jesús no murió en Palestina, sino
que está vivo en cada hombre. La mayor parte de los hombres
ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron; pero no
supieron de sí. La cruzada se ha de emprender ahora para
revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el
conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia
personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo
de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo.
He ahí, pues, lo que han de llevar los maestros por los
campos. No sólo explicaciones agrícolas e instrumentos
mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto
bien a los hombres.
El campesino no puede dejar su trabajo para ir a sendas millas
a ver figuras geométricas incomprensibles, y aprender los
cabos y los ríos de las penínsulas del África,
y proveerse de vacíos términos didácticos.
Los hijos de los campesinos no pueden apartarse leguas enteras días
tras días de la estancia paterna para ir a aprender declinaciones
latinas y divisiones abreviadas. Y los campesinos, sin embargo,
son la mejor masa nacional, y la más sana y jugosa, porque
recibe de cerca y de lleno los efluvios y la amable correspondencia
de la tierra, en cuyo trato viven. Las ciudades son la mente de
las naciones; pero su corazón, donde se agolpa, y de donde
se reparte la sangre, está en los campos. Los hombres son
todavía máquinas de comer, y relicarios de preocupaciones.
Es necesario hacer de cada hombre una antorcha.
¡Pues nada menos proponemos que la religión nueva
y los sacerdotes nuevos! ¡Nada menos vamos pintando que las
misiones con que comenzará a esparcir pronto su religión
la época nueva! El mundo está de cambio; y las púrpuras
y las casullas, necesarias en los tiempos místicos del hombre,
están tendidas en el lecho de la agonía. La religión
no ha desaparecido, sino que se ha transformado. Por encima del
desconsuelo en que sume a los observadores el estudio de los detalles
y envolvimiento despacioso de la historia humana, se ve que los
hombres crecen, y que ya tienen andada la mitad de la escala de
Jacob: ¡qué hermosas poesías tiene la Biblia!
Si acurrucado en una cumbre se echan los ojos de repente por sobre
la marcha humana, se verá que jamás se amaron tanto
los pueblos como se aman ahora, y que a pesar del doloroso desbarajuste
y abominable egoísmo en que la ausencia momentánea
de creencias finales y fe en la verdad de lo Eterno trae a los habitantes
de esta época transitoria, jamás preocupó como
hoy a los seres humanos la benevolencia y el ímpetu de expansión
que ahora abrasa a todos los hombres. Se han puesto en pie, como
amigos que sabían uno de otro, y deseaban conocerse; y marchan
todos mutuamente a un dichoso encuentro.
Andamos sobre las olas, y rebotamos y rodamos con ellas; por lo
que no vemos, ni aturdidos del golpe nos detenemos a examinar, las
fuerzas que las mueven. Pero cuando se serene este mar, puede asegurarse
que las estrellas quedarán más cerca de la tierra.
¡El hombre envainará al fin en el sol su espada de
batalla!
Eso que va dicho es lo que pondríamos como alma de los maestros
ambulantes. ¡Qué júbilo el de los campesinos,
cuando viesen llegar, de tiempo en tiempo, al hombre bueno que les
enseña lo que no saben, y con las efusiones de un trato expansivo
les deja en el espíritu la quietud y elevación que
quedan siempre de ver a un hombre amante y sano! En vez de crías
y cosechas se hablaría de vez en cuando, hasta que al fin
se estuviese hablando siempre, de lo que el maestro enseñó,
de la máquina curiosa que trajo, del modo sencillo de cultivar
la planta que ellos con tanto trabajo venían explotando,
de lo grande y bueno que es el maestro, y de cuándo vendrá,
que ya les corre prisa, para preguntarle lo que con ese agrandamiento
incesante de la mente puesta a pensar, ¡les ha ido ocurriendo
desde que empezaron a saber algo! ¡Con qué alegría
no irían todos a guarecerse dejando palas y azadones, a la
tienda de campaña, llena de curiosidades, del maestro!
Cursos dilatados, claro es que no se podrían hacer; pero
sí, bien estudiadas por los propagadores, podrían
esparcirse e impregnarse las ideas gérmenes. Podría
abrirse el apetito del saber. Se daría el ímpetu.
Y esta sería una invasión dulce, hecha de acuerdo
con lo que tiene de bajo e interesado el alma humana; porque como
el maestro les enseñaría con modo suave cosas prácticas
y provechosas, se les iría por gusto propio sin esfuerzo
infiltrando una ciencia que comienza por halagar y servir su interés;
–que quien intente mejorar al hombre no ha de prescindir de
sus malas pasiones, sino contarlas como factor importantísimo,
y ver de no obrar contra ellas, sino con ellas.
No enviaríamos pedagogos por los campos, sino conversadores.
Dómines no enviaríamos, sino gente instruida que fuera
respondiendo a las dudas que los ignorantes les presentasen o las
preguntas que tuviesen preparadas para cuando vinieran, y observando
dónde se cometían errores de cultivo o se desconocían
riquezas explotables, para que revelasen estas y demostraran aquellos,
con el remedio al pie de la demostración.
En suma, se necesita abrir una campaña de ternura y de ciencia,
y crear para ella un cuerpo, que no existe, de maestros misioneros.
La escuela ambulante es la única que puede remediar la ignorancia
campesina.
Y en campos como en ciudades, urge sustituir al conocimiento indirecto
y estéril de los libros, el conocimiento directo y fecundo
de la naturaleza.
¡Urge abrir escuelas normales de maestros prácticos,
para regarlos luego por valles, montes y rincones, como cuentan
los indios del Amazonas que para crear a los hombres y a las mujeres,
regó por toda la tierra las semillas de la palma moriche
el Padre Amalivaca!
Se pierde el tiempo en la enseñanza elemental literaria,
y se crean pueblos de aspiradores perniciosos y vacíos. El
sol no es más necesario que el establecimiento de la enseñanza
elemental científica.
La América, Nueva York, mayo de 1884.
Obras Completas, tomo 8, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana 1975, páginas 288-292.
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“Yo si puedo” gana la batalla al analfabetismo
Por Orlando Oramas León - Colaborador de Radio Rebelde
Luego de una historia republicana más que centenaria,
solo ahora México puede declarar a apenas tres de sus municipios
libres del azote del analfabetismo.
Ocurrió en el estado de Michoacán, gracias a la
voluntad política del gobernador Lázaro Cárdenas
y a la cooperación de especialistas cubanos que emplearon
el método audiovisual “Yo sí puedo”,
utilizado con éxito en otras naciones.
El propio Cárdenas lo anunció durante la inauguración
del Primer Congreso Mundial de Alfabetización, que sesiona
en La Habana.
Poco antes el ministro cubano de Educación, Luis Ignacio
Gómez, me había comentado que “Yo si puedo”
se está universalizando y puede ayudar a erradicar el analfabetismo
en el mundo.
Fue Venezuela la primera prueba de fuego de este instrumento
contra la ignorancia, que tiene apenas dos años de creado.
En la patria de Bolívar se pudieron validar la efectividad
de las técnicas desarrolladas en la isla para combatir
el analfabetismo. En poco más de año y medio aprendieron
a leer y escribir un millón 371 venezolanos.
También el estado mexicano de Nayarit inició la
campaña. Por estos días en La Habana el gobernador
de Tabasco firmará un convenio similar con vistas a sumarse
al empeño y llevar el saber a miles de iletrados de su
territorio.
Gómez reveló que el presidente Fidel Castro donó
al escritor paraguayo Augusto Roa Bastos varios módulos
de la alfabetización, que se utilizan "con mucha efectividad
en varios municipios de esa nación del cono sur".
En Haití se inició la alfabetización con
cooperación de Cuba. Allí se usó la radio,
en lengua creole, y 150 mil haitianos aprendieron a leer y escribir
pese a las complejas condiciones prevalecientes, dijo Gómez.
Hasta entonces habían fracasado nueve campañas
de alfabetización y la cubana fue la de mejores resultados.
Lamentablemente se interrumpió la misión por los
acontecimientos en Haití, pero estamos prestos a reanudarla
para beneficio de ese pueblo, señaló.
Honduras también se beneficia de la experiencia de la
isla en la materia, que se empleará de manera inmediata
en Brasil, cuyo ministro de Educación, Tarso Genro, participa
en las sesiones científico-docentes que tienen lugar en
el Palacio de Convenciones de esta
capital.
"En Nueva Zelanda tenemos una fabulosa reacción porque
el método se adecuó para el idioma inglés
y hay una universidad que se ocupa de la alfabetización
y la educación de adultos de la población aborigen",
subrayó el titular cubano.
Hay más de cinco mil matriculados en esos cursos y se
pretende ampliar para el seguimiento del sexto grado. "Desde
Nueva Zelanda vamos a irradiarlo a otras naciones del Pacífico.
Podemos decir que el método se va universalizando. Hay
aplicaciones muy significativas en Argentina, vamos a comenzar
en Bolivia y analizamos las posibilidades en otras latitudes",
dijo el Ministro.
Junto a su colega venezolano Aristóbulo Isturiz confirmó
que alfabetizadores de ambos países están dispuestos
a llevar su experiencia común a otros pueblos, en sintonía
con los principios de la Alternativa Bolivariana para las Américas.
“Yo si puedo” se abre paso en el mundo, y su sentido
humano rompe el cerco de tinieblas que excluyen del saber a millones
de seres humanos para hacer verdad la idea martiana de que sin
cultura no hay libertad.
http://www.latinoamerica-online.info/cult05/arti05.05.html
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YO, SÍ PUEDO.
Un programa cubano destinado a poner fin al Analfabetismo en América
Latina
Este artículo nos explica los orígenes, objetivos
y campañas de este programa de alfabetización y nos
recuerda las abrumadoras cifras sobre educación en América
Latina.
Este programa de alfabetización "Yo, sí Puedo",
elaborado por el IPLAC (Instituto Pedagógico Latinoamericano
y Caribeño) radicado en Cuba, llega a Argentina como respuesta
solidaria del pueblo cubano a la solicitud de un grupo de compañeros
nucleados bajo la problemática del analfabetismo en nuestro
país.
Ante el compromiso asumido frente al IPLAC, quienes tienen como
principio ofrecer alfabetización sin exclusiones, sin distinción
de raza, afiliación política o culto religioso; nos
hemos nucleado en una organización a la que le llamamos UMMEP
cuya sigla significa Un Mundo Mejor Es Posible, y porque creemos
que es posible hemos puesto manos a la obra para empezar a cambiarlo.
Así es que asumimos la responsabilidad de coordinar a nivel
nacional este proyecto, garantizando los materiales y el monitoreo
del aprendizaje.
Claro que no estamos solos, están con nosotros dos pedagogos
del IPLAC , quienes nos brindan su valiosa colaboración y
asesoramiento en esta noble y humana tarea solidaria.
Esta valiosa experiencia educativa la estamos llevando a cabo junto
a más de 50 organizaciones barriales, sindicatos, ONGs y
distintos movimientos sociales a lo largo de once provincias, de
nuestro país.
Es un proyecto colectivo a nivel nacional, en la medida en que
cada organización o movimiento, comparte al igual que nosotros
la preocupación por resolver esta carencia en millones de
compatriotas, que día a día se esfuerzan por desarrollar
distintas habilidades para paliar esta penosa situación.
Esta suerte de estado de indefensión, los angustia y hace
dependientes a la hora de realizar cualquier trámite; leer
una receta médica, leer una comunicación de la escuela
relativa a sus hijos, y hasta salvar sus tierras, dado que entre
los testimonios, varios participantes nos han contado como perdieron
sus tierras al haber sufrido engaños por no saber leer y
escribir.
Los alcances logrados hasta la fecha, nos muestran que vamos por
el buen camino. En estos momentos hay alrededor de 400 egresados,
2300 participantes, y 350 centros de alfabetización en funcionamiento
en 11 provincias de nuestro país.
Este problema no es sólo de los iletrados, sino de toda
la sociedad, que no debe permanecer indiferente ante tamaña
injusticia. "Todo hombre tiene derecho a educarse, y en pago
contribuir a la educación de los demás.." José
Martí.
En el mundo existen más de 860 millones de analfabetos absolutos,
el 98,5% de los cuales se concentra en los países del tercer
mundo, sin contar los que se van sumando por la falta de atención
escolar en las edades tempranas de la enseñanza básica,
donde mas de 130 millones de niños están fuera de
las escuelas.
En América Latina en especifico el 12 % de la población
es analfabeta, pero se calcula, conservadoramente en cifras absolutas
42 millones los iletrados y 110 millones de personas jóvenes
que no han logrado concluir la educación primaria, por lo
que pueden considerarse semianalfabetos o analfabetos funcionales.
La alfabetización de un pueblo, tanto como el hecho educativo
mismo, es un acontecimiento político cuyo éxito depende
de la participación masiva y unánime de todas las
organizaciones existentes y de todos los sectores de la población.
Únete a nuestro empeño, Vos Podes!!!
"Un mundo mejor es posible"
Colectivo UMMEP.
http://www.aulaintercultural.org/article.php3?id_article=311

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